¿Alimentación emocional? Hablemos de ello


¡Hola a todos!

Las emociones son procesos que se activan en nuestro organismo ante diferentes situaciones, todas válidas e importantes. No podemos evitar las emociones, pero podemos aprender a aceptarlas y controlar nuestra reacción hacia ellas, eso incluye nuestra alimentación. 

La alimentación emocional es cuando comemos en respuesta a emociones, ya sean las emociones que nos causan sensaciones agradables, como desagradables. Si no aprendemos a conocer nuestras emociones y a nosotros mismos, reaccionamos a las emociones sin pensarlo. La alimentación emocional nos lleva a comer independientemente de si tenemos hambre o no, entonces dejamos de escuchar a nuestro cuerpo.

Cada emoción tiene un efecto diferente en nuestro organismo, por ejemplo, el miedo nos ayuda a adaptarnos a situaciones peligrosas y actuar con precaución, la tristeza nos ayuda a superar pérdidas y etapas, pedir ayuda, y reintegrarnos personalmente, y la alegría nos lleva a repetir lo que nos hace sentir bien.

ALEGRÍA O EUFORIA 

Cuando estamos felices buscamos comer alimentos que asociamos con momentos de celebración o que son de importancia para nosotros como pasteles y postres en los cumpleaños, botanas altas en grasas y azúcares o bebidas alcohólicas al ver un partido de fútbol o cantidades mayores de alimentos en días festivos como navidad y año nuevo. 

TRISTEZA O NOSTALGIA 

Al sentir tristeza, solemos buscar "escondernos" en alimentos azucarados como: chocolates, dulces y helado. Cuando nos sentimos tristes o nostálgicos es común que elijamos comer alimentos que nos recuerdan a un momento de nuestra vida, como la infancia.

ENOJO O PREOCUPACIÓN 

En situaciones de enojo o preocupación, generalmente cambia la cantidad de alimentos que comemos. Podemos llegar a perder las ganas de comer, y en consecuencia, tener periodos largos de ayuno, o podemos comer cantidades excesivas.

¡Recuerda! Comer de manera impulsiva por la manera en la que nos sentimos no es saludable por lo que debemos de llevar una alimentación consciente y poner atención en lo que nos pide nuestro cuerpo: hambre y saciedad. Escuchar cuando realmente tenemos un antojo y no comer para "sentirnos mejor". 

Para separar lo que comemos de nuestras emociones hay que ser conscientes tanto de lo que estamos comiendo en el momento, como en lo que sentimos.

Desde Zapatos al Aire,
 ¡Un abrazo! 


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