Todos somos dignos por el simple hecho de ser personas
¡Hola a todos!
El día de hoy platicaremos sobre el respeto y la dignidad, cualidades humanas muy importantes que no se comentan tan seguido como se debería.
Es común que a lo largo de la vida se nos recuerde que debemos respetar a los demás, ya sea porque nos lo dicen nuestros padres, los profesores en la escuela o incluso las autoridades. ¿Pero cuántas veces nos detenemos a pensar lo que el respeto significa?
Respetar tiene dos acepciones según la RAE:
1. “Es la consideración acompañada de cierta sumisión, con que se trata a una persona o una cosa por alguna cualidad, situación o circunstancia que las determina y que lleva a acatar lo que dice o establece o a no causarle ofensa o perjuicio.” Dos palabras que llaman la atención son la consideración y la sumisión. Por un lado el respeto nos llama a ser benevolentes y por el otro a asumir o reconocer la autoridad del otro.
¿Pero, qué tiene que ver la dignidad humana con el respeto? Para entenderlo hay que tomar en cuenta la segunda acepción de esta palabra.
2. “Es la consideración de que algo es digno y debe ser tolerado.”
Lo que nos lleva a entender las múltiples caras del respeto. Por un lado, como ya lo mencionamos anteriormente, es la actitud de benevolencia y sumisión y por el otro es tolerar y reconocer la dignidad de algo o de alguien.
Eso es lo que nuestros padres, profesores, o incluso lo que las autoridades esperan de nosotros. Y surge una duda que todo adolescente se hace una vez en la vida, ¿por qué yo tengo que respetar al otro? De niños podíamos entender por qué se nos exigía el respeto por los mayores pues eran figuras de autoridad y por llevar más tiempo en el mundo tenían más experiencia que nosotros.
¿Pero, qué pasa cuando nos exigen respeto entre nosotros? Inevitablemente surge la duda: ¿por qué debo tener una actitud de sumisión frente a mis iguales? ¿Por qué debo ser benevolente con alguien más, y qué pasa si esa persona me ha ofendido o hecho daño de cierta forma; no es entonces justo que yo le haga pagar por sus acciones haciéndole lo mismo?
A esto Kant respondería: “Obra según la máxima tal que pueda ser aplicada como ley universal”. Con esa frase llamada imperativo categórico Kant nos da la esencia del respeto. ¿Qué nos quería decir el filósofo alemán con esto? Que al actuar debemos detenernos a pensar si aquello que vamos a hacer se podría aplicar a todo el mundo. Una manera muy coloquial de decirlo sería no hagas lo que no quieres que te hagan o haz aquello que sea bueno para todos.
Kant pensaba que todos somos dignos por el simple hecho de ser personas y que las personas debían ser tratadas como fin y no como medio. Es decir que la persona es valiosa en sí misma y que por lo tanto no debe ser utilizada como un objeto para alcanzar un bien o una finalidad sino que la persona es un bien en sí misma. Y todos somos capaces de llegar a esas conclusiones por nosotros mismos porque somos seres racionales.
Suena un poco complicado pensar antes de cada acción si lo que vamos a hacer es bueno para los demás, pero imaginemos cómo sería el mundo si hiciéramos el ejercicio de vez en cuando.
Si todos pensáramos antes de tirar basura en la calle ¿cuál sería el impacto de nuestra acción en el medio ambiente? Seguramente la tiraríamos donde corresponde e incluso reciclaríamos más. Si nos diéramos cuenta de que nuestras palabras tienen el poder de sanar o herir a otros las utilizaríamos con más cuidado. Si nos atreviéramos a ayudar más simplemente por convicción de que es lo correcto habría menos sufrimiento en el mundo.
Tal vez no podamos solucionar todos los problemas que hay nosotros solos, pero si todos actuamos con respeto definitivamente viviremos en un lugar mejor. ¿Qué harás tú para vivir en una mejor sociedad?
Desde Zapatos al Aire,
Un respetuoso abrazo.
Actividad realizada con beneficiarios de Zapatos al Aire en Nopala de Villagrán, Hidalgo. |
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