Esfuerzo y Trabajo Duro... No todos nacemos con el poder de cambiar al mundo
Balboa…
Nuevamente, Rocky Balboa…
Para este ejercicio, la figura del boxeador se retoma…
Y es que no es fácil pasarla por alta, ante los ojos de muchos… ÉL es el estandarte de las batallas… Alguien que ante la adversidad no se raja, tan sólo espera a que suene la campana para volver a tomar escudo y espada…
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Puede que sus películas, cinematográficamente, no sean las más finas, bañadas de simbolismos y de un lenguaje que los críticos admiran… Empero… Vaya y que inspiran…
Para muchos son el motivo para continuar en el día a día, ya sea por su música o secuencias de entrenamiento, dan razones para volverlo a intentarlo a pesar de haber terminado en la lona después de una “golpiza” …
Mala suerte… Injusticias… Hay muchos conceptos que entran en esta categoría, los golpes y patadas no tienen por qué ser físicos, los mentales y emocionales generan las mismas heridas…
Pero… Así como lo demuestra el Semental Italiano en cada ocasión… No importa lo duro que golpeé la vida, sino la resiliencia y esfuerzo con el cual se continua, no rendirnos sin importar lo que los demás digan…
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Cada día nos enfrentamos a una nueva batalla, desafíos disfrazados de situaciones que podrían no aparentar ser una desgracia…
Desde un pleito en casa… Un descontento con la raza… Inclusive un percance en la chamba, nada ni nadie nos prepara, los retos, cuando quieren, nos asaltan…
De nosotros demandan, ponen a prueba nuestra habilidad de sacar la casta…
Pruebas, aliados y enemigos… Nadie de esto se salva… Sólo queda aventarse a la alberca a la espera de ver qué pasa…
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Sin importar lo que hagamos… De lo que creamos… Sintamos y defendamos, con este triunvirato nos chocamos…
A tres ejercicios no someten, cada una de estas altera nuestra mente…
Una enseñanza… Una experiencia… Una vivencia, sin importar que duela, la tierra y la gente de estas se alimentan…
Pero basta de cháchara, es mejor empezar a desglosar las palabras…
…
Mucho hemos hablado ya sobre los desafíos y las barreras, de el miedo que uno experimenta al momento de enfrentarse a ellas, de cómo… eventualmente… algo nos heredan, surten de un conocimiento que – implementado de la forma correcta… – trascenderá cualquier puerta… Sí, muy bonito y genial todo eso suena, pero, esta descripción e imagen está incompleta, pasamos del inicio al final de la película saltándonos varias escenas, todo el segundo acto el cual… Aunque para la mayoría, olvidable… Posee su propia distinción que lo convierte en clave.
Fuera de la zona de confort – nuestra pompa de jabón… – espera lo enigmático que a la distancia huele a sangre…
Ya sea un cambio de escuela, trabajo o vivienda… Reubicarnos en una nueva ciudad, estado o nación ajena… Centenares de ojos nos seguirán como si fuéramos su cena, expectantes por saber quién o qué es el individuo que recién se instaló en sus tierras…
La intriga y el miedo son recíprocos, nosotros no somos los únicos que podemos llegar a sentirnos chiquitos…
Una vez esto entendido, comienzan los desafíos…
…
Y, como si se tratara de un videojuego… O de cualquier otra situación a la cual le plantemos cara sin saber muy bien que está sucediendo… Una de las primeras preguntas que llega a nuestra cabeza es esa que dice: esperen… Un momento… ¿Tendré que hacer esto sólo o habrá alguien o algo que me facilite todo? Es bien sabido que cuando tenemos apoyo somos más propensos a arriesgarnos y a darlo todo debido a que, si algo llegara a pasar (un percance que nos haga quedar mal, nos afecte de cierta forma al punto de que ya no nos podamos echar para atrás), al menos a la oscuridad, en solitario, no tendremos que enfrentar, en un grupo o colectivo – podría ser que hasta una hermandad… – nos adentraremos en el más allá.
Pero, por desgracia, cuando se trata de un nuevo inicio, sólo mediante el método científico – ese que dicta que las cosas tenemos que experimentar, observar y estudiar en primera persona… – podemos corroborar si alguien está dispuesto a unirse a nuestra alianza… De lo contrario, si nos mantenemos a la distancia, a los que se encuentran instalados podemos darles un mensaje que tergiverse nuestras palabras.
Hace tiempo mencioné un ejemplo en el cual, recién iniciado en un nuevo colegio (etapa universitaria, para ser más concretos), durante una semana me mantuve al margen para estudiar el carácter y temple de mis compañeros… Evaluar sus virtudes y defectos… Determinar con cuántos y quiénes podría formar un grupo para así hacerle frente a las diversas tareas y exámenes que a la larga dejaran los maestros; si bien para realizar esta labor me tardé una semana (un fragmento de tiempo que, en retrospectiva, pasó de volada), esto fue suficiente para que varios insultos y mentadas me ganara, por lo bajo y oscurito varios de los chicos y chicas me catalogaron como
alguien creído, incapaz de convivir y crear nuevos vínculos porque, muy en el fondo, sentía y creía que los demás eran inferiores a la persona que, desde una sana distancia, los observaba.
Todos somos el protagonista de nuestra propia historia y, como el héroe de la propia, necesitamos saber en quién y en quién no podemos confiar…
Esta actividad es titánica, de verdad… Hoy, más que nunca, nos sobran motivos para desconfiar, dudar de los demás, se escuchan de forma diaria cada cosa que horrorizan y nos ponen a dudar… Y he allí donde está el problema…
Para una buena relación poder entablar, se requiere de un trueque en el cual no todos están dispuestos en participar… La confianza no es de a gratis, se tiene que ganar, y para hacer eso, uno tiene que estar dispuesto a dar, compartirle su alma a alguien sin saber si esta se va a respetar o, de forma descarada, malgastar…
Primer reto… Punto medio… De este se derivará mucho que nos aguarde más de lleno… …
Un consuelo a todo esto se obtiene a sabiendas de lo que ya se expresó en este texto… No sólo nosotros sentimos miedo, estamos nerviosos o tenemos dudas que nos impiden mostrarnos como queremos… TODOS experimentamos esto, por ende, la faena parece no tener un claro punto de partida, un lugar cálido que nos garantice que nuestros esfuerzos no se esfumarán cual hojas de otoño a través de un gran soplo de viento.
Es un salto de fe… Y una vez que lo demos… Sabremos a ciencia cierta que es lo que después hay que hacer; o una de dos, bien puede que la jugada nos salga a la perfección y terminemos reclutando a compañeros que nos ayuden a completar la misión… O bien… Desgraciadamente nos topemos con un muro que nos retrase – mas no impida… – y que nos exija, ponga a prueba nuestra
capacidad para crecernos ante aquello que normalmente nos limita.
De nuevo, algo pasado (diversas experiencias que a la fecha me dejan consternado, incapaz de encontrar un por qué lógico que pueda calmar la incógnita que les estoy planteando), durante mis años de estudiante viví varios sucesos inesperados, muchos de los cuales estaban derivados por situaciones con sujetos que, por desgracia, me agarraron de su payaso.
De joven no sabía si desprendía alguna especie de olor rancio, distintivo que los matones y bullies identificaban en el acto, dotaba de la localización de aquel fulano el cual podían molestar para así entretenerse un rato… Quizás se debía a las prendas que en ciertos días me encontré portando (aunque, en retrospectiva, que un joven de secundaria se presente a un festival académico con una camisa de el Hombre Araña mientras el resto de compañeros tratan de aparentar que son mayores al lucir atuendos que… Saltan a la vista…) O puede que influyera la actitud y el habla que con mis amigos implementaba, modismos que expresaba cuando en el patio se armaba la cáscara…
Sea cual fuera el caso, me terminé haciendo de enemigos que… Siendo honesto… Me hicieron pasar un mal rato; me retaron, provocaron, con ellos tuve diversos encontronazos, altercados de los cuales no todos pude salir triunfando… En ocasiones, bien metido en el lodo, me dejaron…
Pero… Ya con más años, con una capacidad mental mucho más amplia la cual me permite admirar las cosas desde otro ángulo… Es justamente eso lo que necesitaba para trabajar en mis fallas…
Aprendí a valerme por mi mismo y a no depender de mis amigos, terceros ajenos al conflicto pero que, debido a los lazos que con el tiempo se habían erigido, terminaban por dar la cara ante aquello que trataba de hacerme añicos…
Entrados a la preparatoria… ¡¡¡BYE BYE!!! ¡¡¡HAZLE COMO PUEDAS PEQUEÑO TRUHAN, DE NUESTRA GRATITUD Y AMABILIDAD YA NO ABUSARAS!!!
Desde cero tuve que empezar, aprender por mi mismo lo que es darse a respetar… …
Aunque en su momento me quitó el sueño, ahora con orgullo en mi cabeza reproduzco ese momento, pareciera ser la escena de una película que de forma recurrente veo. Por mencionar un ejemplo, cierta persona – cuya identidad no voy a revelar… – todos los días pasaba a mi salón para… Saludarme… Con la misma palabra, grosería que, por obvias razones, no escribiré para evitar la controversia ante esas personas que consultan mis enseñanzas; como relojito aparecía, nunca me quedó mal el muchacho, era un profesional en ese aspecto el condenado.
Lo que en un principio acepté debido a que, desde mis ojos, era normal, con el tiempo se iba a olvidar ya que, probablemente, el muchacho de esa patraña se iba a cansar… Al toque me empezó a fastidiar, hirvió mi sangre a un nivel que nunca antes terminé por experimentar… Por eso, llegado el momento, ideé un plan, un contra hechizo con el cual defenderme y al mismo tiempo atacar; me tomó semanas… Si no mal recuerdo, hasta un mes poder encontrar las palabras… Pero, eventualmente, me hice del arma, de nuevo, una grosería que omito para evitar que esta entrada sea cancelada.
Al matón le planteé cara, con el corazón palpitando al mismo ritmo que el de un colibrí que busca néctar entre las hojas y ramas…
¡Y una grata sorpresa! Esto hizo que el modo de relacionarnos… Cambiara…
No tardó mucho en que empezara a platicar con él cada vez que en las áreas verdes me lo topara… Si bien no éramos amigos… Terminamos por establecer una relación de respeto y calma…
Situación que culminó con una enseñanza, una heredada por aquel que en su momento no consideraba más que una alimaña…
…
Nunca te dejes de nadie, porque a la primera que lo hagas, terminarás por ser la per… El chiste de ese alguien… Ya experimentaste en carne y hueso lo que pasa si lo haces, ya sabes lo que se siente, las emociones y sentimientos que te evitan pensar claramente… Eres el mejor, a pesar de todo, te enfrentaste a mí con valor… Te quiero mucho, hasta nunca cabr… Amigo…
…
Puede que esta anécdota no parezca mucho, simple palabrerío para cumplir con la cuota de turno…
Sin embrago, en ella se ve plasmada la enseñanza, las pruebas, aliados y enemigos que en la vida aguarda…
Lo que en su momento fueron aliados, me plantaron un desafío al volverse – en esas circunstancias, y ante mis ojos… – mis enemigos, dejándome sólo ante la primera señal de conflicto… Lo que en su momento fue un enemigo, me plantó un desafío al volverse – a base de constantes burlas y humillaciones… – mi aliado, obligándome a enfrentar los problemas por mi cuenta y no a expensas de la caridad de un tercero ajeno al problema…
Y todo esto, lo que en su momento fue un profundo y latente sufrimiento… Cual oruga que sale – después de un calvario… – de su crisálida… Terminó por mutar en conocimiento, experiencia y una enseñanza que me transformó en un mejor sujeto…
…
De entre todos los desafíos que Balboa se tuve que enfrentar como boxeador, ninguno se le compara a lo que Apollo Creed representó…
Película tras película algo nuevo ocasionó… Un problema diferente desencadenó… Una enseñanza valiosa a Rocky le otorgó…
Así como a mi me pasó, Apollo… De enemigo a aliado se convirtió… Para Rocky terminó siendo un gran mentor…
Nada en esta vida nos alerta de este factor, la forma en que los aliados y enemigos planteen las pruebas para convertirnos en un campeón… ¡Sólo es cuestión de abrir bien los ojos y esperar lo mejor, tomar la oportunidad con valentía y disposición!
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