Depresión, Abismo, Barranco - Cómo superar un duelo.

¡Hola a todos! En esta ocasión hablaremos sobre una de las etapas más difíciles de superar en el duelo, aquel proceso por el cual… De a poco… Le hacemos frente a nuestro dolor y miedo… Aceptamos la pérdida de aquel ser humano, animal u objeto que para nosotros representaba el mundo entero; la depresión para muchos es un padecimiento que se instala en sus vidas para ya nunca dejarles recuperar el aliento, volver a sonreír ante las maravillas que, a pesar de las dolencias de la vida, existen a cada momento… Debido a eso, el decaimiento es el tópico que hoy abordaremos.

Desde Zapatos al Aire, 

Un abrazo.





Voy a decirte algo que tú ya sabes, el mundo no es todo alegría y color. El mundo es un lugar  terrible, y por muy duro que seas, es capaz de arrodillarte a golpes y tenerte sometido  permanentemente si tú no se lo impides… 

Ni tú, ni yo ni nadie golpea más fuerte que la vida, pero no importa lo fuerte que golpeas, sino lo  fuerte que pueden golpearte. Y lo aguantas mientras avanzas. Hay que soportar sin dejar de  avanzar, así es como se gana… 

Si tú sabes lo que vales ve y consigue lo que mereces, pero tendrás que soportar los golpes… 

Y no podrás estar diciendo que no estas donde querías llegar por culpa de él, de ella ni de nadie,  eso lo hacen los cobardes y tú no lo eres. Tú eres capaz de todo… 

(Rocky Balboa). 

¿Sabes por qué nos caemos Bruce?  

Para aprender a levantarnos… 

(Thomas Wayne). 

La esperanza no deja de luchar…Aunque la lucha esté condenada al fracaso… Ya que, precisamente, la esperanza sólo surge en medio del infortunio… 

Es una causa de él… 

(Ernesto Sabato). 

El dolor es temporal… 

Puede durar un minuto, una hora, un día o incluso un año… Pero eventualmente,  desaparecerá… 

Y algo más ocupará su lugar… Sin embargo… Si lo dejas, durará para siempre… (Eric Thomas). 

… 

Estas y muchas más, son frases que sirven para levantar… Alentar… Dotar de plumas a aquellas alas que debido a nuestro duelo – cuchillos filosos que a nuestro plumaje destruyeron – ya no  pueden mantenernos en lo más alto del cielo… 

Bien se dijo la semana pasada… 

Después de la pérdida, de disiparse aquello que uno más aprecia, anhela… ¿Qué nos queda?

La ironía de la vida, una cinta de terror nos da la pista… 

En la película de miedo, El Aro, se nos cuenta que el principal villano, Samara Morgan (icónico  papel el que interpreta pues ya, hoy en día, es muy conocida aquella niña que emerge del televisor  para hacerse con nuestras vidas debido a una maldición impuesta a través de una cinta de VHS  cuyo contenido son imágenes retorcidas… Premonición suicida… Pues tras observar eso, una  llamada por teléfono indica que moriremos en siete días), sobrevivió dentro de un pozo desolado  a lo largo de un plazo no mayor a siete astros… Siete días en los que trató de escalar los muros  mohosos de ladrillo que a cualquier claustrofóbico ya hubieran derrotado… Acabado… 

… 

Siete días en los que destrozo sus uñas con la esperanza de poder escalarlo… Siete crepúsculos en los que no probó ni un bocado… 

Siete cantares del gallo en los cuales… El único sol que veía… Era aquel que se colaba por los  márgenes de la tapa de madera que al foso mantenía sellado… 

Dejando ver un aro… Un halo del cual se inspira el nombre de la producción que ya a varias  generaciones ha aterrado… Un símbolo réprobo y malvado el cual, a toda costa, hay que  evitarlo… Uno que irónicamente, para la pequeña niña, era una esperanza que con el pasar de los  días se diluía 

… 

Empero… Lo que vivió la pequeña niña de pelo mojado… 

Esa que a sus víctimas les produce un infarto… Una muerte espantosa que nunca se muestra en  los planos filmados… 

Fue… Relativamente rápido… O al menos el aspecto corpóreo, su cuerpo no resistió por mucho  las condiciones vividas dentro de ese hoyo… 

Si hablamos de su mente… Bueno… Eso ya es otro rollo… 

La depresión, la forma imaginaria en la cual nuestros problemas… Penas… Y dolor,  encapsulan y atrapan a nuestra mente… Alma… Y corazón, no por nada, si se habla y menciona al proceso del duelo y a sus etapas, es la que más profundo te deja en la grava, vuelve a la pérdida  más amarga, incita a que los demonios de la culpa, incertidumbre y desconfianza se apoderen de  nuestra esencia sagrada… Susurrándonos la idea… Tentándonos hasta que alguien ceda, la soledad  en esas épocas se vuelve coqueta, su presencia es tan perfecta que por ella daríamos lo que fuera… Hasta dejar tirados a esos que se esfuerzan por recordarnos que vivir la vida vale la pena… 

Dicen que la depresión es como una prisión, donde la víctima es el prisionero que sufre y al  mismo tiempo el cruel carcelero…

Recuerdo que una vez, no hace mucho, mi hermana me dijo que, tras escuchar una ponencia  del director mexicano, Guillermo del Toro, se dio cuenta que la gran mayoría de los villanos en  sus películas (aunque también, en esta lista, entran otros individuos ajenos a la maldad que existe  en la cinta) sufren heridas visibles para la audiencia que vigilia, siendo estas, en su gran mayoría, 

laceraciones que afectan a mejillas… Cuencas… Y mandíbulas… 

¿La razón del por qué a esto? ¡Sencillo! 

Dolor que vemos, dolor que no queremos… 

Si vemos como alguien recibe un golpe en las costillas (o en cualquier otra parte del cuerpo que  produzca una cortadura baja lo piel que le abriga…), la verdad… Por mucho que lloren y griten  las víctimas, es difícil imaginar su agonía, empatizar con un gimoteo el cual uno no puede  imaginarse debido a la subjetiva… 

Pero… Si podemos presenciar el tejido rojo mediante el cual uno respira… Uyuyuy… … 

Tal y como se habló de la indiferencia… 

¿Cuántas veces no giramos la cabeza en cuanto dejamos que nos llene un problema, conectamos  con una dolencia? 

En este caso… 

¿Cuándo no nos ha horrorizado – dependiendo el caso… – el presenciar un hueso fracturado,  como en una serie, película, o en el día a día, la estructura ósea rompe la cutícula, sobresale de la  piel que la cobija? 

… 

Ante lo visible actuamos… 

Ya sea de forma positiva o negativa, pero rara vez nos quedamos de brazos cruzados… No obstante… Cuando se trata de lo que no observamos… 

De manera prejuiciosa alguien hasta podría acusar que le somos indiferentes debido a nuestro  propio despecho y ser tacaño… 

La tristeza es engañosa… Mentirosa… Puede estar presente en el aire, ocupando todos y cada  uno de los pensamientos que en cierto individuo pueden llegar a presentarse… No obstante… Contadas son las veces en las que se muestra ante los mortales, aquellos ajenos al ser humano que  sufre debido a la ausencia de aquel o aquello que para ellos era un ángel… 

La depresión nos vuelve espectrales, una interpretación moderna de lo que es ser un fantasma  de carne y sangre…

Sin embargo, a pesar de la agonía, para este mal si hay vitacilina, una buena medicina que, a la  larga, el sufrimiento disipa… 

Es una herramienta que está a disposición de todo aquel se lo permita, una solución que, aunque  efectiva… Sencilla… Y obvia cuando se analiza, no muchos tienen el valor para incorporarla en  sus vidas… 

No hago alusión a algún fármaco o remedio mágico, algo que con una simple y única toma nos  dejará descansar como si nada hubiera pasado, como si no hubiera ocurrido tal desgracia que a  nuestra existencia vino a hacer pedazos… 

Parecería sarcasmo pues justo eso es lo que nos hace daño… No obstante… Para poder seguir  avanzando – retomar el sendero que mediante nuestros deseos, anhelos, sueños y acciones hemos  trazado… – primero necesitamos derrotar al malo… En este caso, a nuestros propios  sentimientos macabros… Emociones y pensamientos que nos golpean cual si fuéramos un  criminal condenado… 

… 

Bien se mencionó con anterioridad, la tristeza es como una prisión, un confesionario en donde  uno finge como cura y pecador… Sufres, experimentas y revives episodios de dolor que asfixian  sin pudor a la vez que una parte de tu ser… Probablemente aquella la cual no se rinde… Nunca te  quiere ver caer, escucha con paciencia a la espera de poder hacerte ver… Hacerte entender… Que, 

por cada día de pena, hay uno de gloria… Por cada rabieta, hay una sonrisa y carcajada que nos  sonroja… No todo en la vida es miel, siempre… SIEMPRE… Sin importar lo que hagamos va a  haber un poco de hiel… De lo contrario ¿Cómo saber que en esta vida existe tal cosa como la  felicidad y éxtasis encarnado? 

De poquito en poquito se llena el jarrito… 

Siguiendo esta filosofía, se puede ir de pasito a pasito ¡Total! ¿Qué acaso los videojuegos o la  vida misma no nos enseñan que para llegar al castillo – el último nivel… – primero uno debe de  haber ya pasado por diversos desafíos? ¿Distintas pruebas que nos preparan… Dotan las armas… Para enfrentar aquello que en la oscuridad aguarda, ese ente maligno que causa sufrimiento y  estragos en todos los apartados, escaños de nuestra vida que son indispensables para poder  funcionar de acuerdo a como deseamos. 

La fortaleza del malo, en este caso, es nuestro cerebro, fuente de inteligencia que controla al  ser humano… Elemento fantástico – uno el cual, a la fecha, no puede entender al cien por ciento  por aquellos que debido a él se ven gobernados… – que nos rige cual dictador o tirano; por mucho  que el dolor en nuestros pechos se vea retratado (ya sea por que golpea al corazón, o al alma, fuente  de todo sentimiento y emoción que nos separa del bastión), es aquella materia gris la que envía  ondas de calor, ráfagas de reproche… Murmullos… Veneno que nos debilita para dejarnos en un 

estado de vegetación, cual bulto olvidado en una esquina que anhela el día en el que alguien desee  soportar el peso que lo lastima. 

La agonía nos deja en un lugar del cual sólo uno mismo se libra, empezar por mirar el espejo  para analizar cuales son los defectos y torturas que al reflejo opacan y eclipsan… 

A pesar de lo anterior… Por mucho que halla que tenderla la mano a nuestra sombra y halo  con la esperanza de unificar ambas partes para volvernos a sentirnos íntegros y atiborrados… Eso  no significa que halla que cortar de tajo a los contactos; la soledad es un fuego fatuo, pude enaltecer  e iluminar el camino (hacer que nos conozcamos… Comprendamos… Y conectemos mejor con  uno mismo) o quemar y carbonizar al individuo que osó con privarlo de una fina corriente de aire  tibio… Convertirse en su propio espíritu negativo. 

Solicitar ayuda… 

Consejos que a la amargura dejan nula… 

Hábitos y actividades que combaten al monstruo que nos tacha de culpables… 

Toda pensado para hacernos dejar de hacernos sentir miserables, devolver el color a ese óleo que  deslumbra a las personas debido a su originalidad y cuidado en los detalles… 

… 

La depresión no se cura sola… 

Si fuera el caso – cual infección que al cuerpo le toma cuestión de días para filtrar de nuestros  órganos y sistemas dañados… – de esto no estaríamos hablando… 

Debido a eso, por mucho que realizar ejercicio, comer lo sano y adecuado y acudir con un  especialista el cual pueda guiarnos… 

Lo más sagrado es dejar de patearnos… Observar la imagen que el espejo nos muestra para que  así, en conjunto, podamos platicarlo, aprender a dejar de castigarnos… Confesarnos… Meditarlo… 

Todo es cuestión de desearlo, estar dispuesto a… Si bien no dejar ir o negar el pasado… Aceptarlo, dejar de ocultarlo, aprender de lo malo para que así, aquella memoria o persona  podamos darle un nuevo significado, tal y como si fuera un objeto preciado que debido a ciertas  circunstancias lo dejamos botado… 

Se pule, se limpia y después se coloca en la vitrina, en la zona más alta y sagrada de nuestra  memoria misma… 

Aunque no sea a diario, de vez en cuando nos detendremos para ver al recuerdo ansiado… Recapacitando y atesorando las enseñanzas que nos ha dado…Volver a sentir por el cuerpo aquel  calor que los recuerdos nos han legado…


Entrada elaborada por Lucio García Cuétara, voluntario de Zapatos al Aire A.C.

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