El valor del conocimiento

¡Hola a todos! La vida siempre enseña, de una forma u otra,  impulsa a que nuestro conocimiento trascienda, se haga más  grande y mejore la forma con la cual interactuamos en los  diversos rubros sociales en los cuales formamos parte… No  obstante… Si por algún motivo se nos llegara a dificultar esta  tarea, existe una figura que estará dispuesta a hacernos entender  cuál es el problema, educarnos y darnos el conocimiento  necesario para que sigamos en la pelea, un recopilado de datos  que, mediante nuevas y mejores experiencias, pueda hacerse más  amplio… ¡Hoy hablaremos del mentor, aquel profesor que  siempre estará dispuesto a ayudarnos a alcanzar nuestra mejor  versión! 

Desde Zapatos al Aire, Un abrazo.




¡¡¡ZAPPP!!! 

Un rayo impactó contra el árbol, la guarida de los textos que los Jedis habían heredado… Milenios de enseñanzas… en cuestión de instantes el calor incineró… 

Debido a eso, tendido en el suelo se quedó… incapaz de formular palabra que se acoplara a la  situación. 

- Ahhh… Skywalker, mucho extrañado, te he… – A lo lejos, el maestro… SU MAESTRO…  Yoda soltó con una calidez que él, simplemente, no compartió. Empero, a pesar de todo,  entendía, y hasta cierto punto, secundaba su moción. 

- Entonces si es tiempo… de que la orden Jedi se extinga. – Más que una pregunta, fue una  afirmación; el sujeto verde de orejas puntiagudas se le acercó. 

- Tiempo es… de que tu veas más allá de un montón de viejos libros. – 

- ¡Los textos sagrados de los Jedi! – Rugió, mientras que con su mano apuntaba a la lumbre que  consumía los libros de maestros que el tiempo olvidó. 

Yoda río… 

- ¡Oh! ¿Ya los leíste! – Desafió. 

… 

- Bueno… no… – Y, ante esto, sonrió. 

- Interesantes fueron nunca. – Hizo una pausa, con determinación lo observó. – Sí, sí, sí…  sabiduría contenían, pero en esa biblioteca no hay nada que la joven Rey no posea de por sí. – 

Enmudeció, el sólo recuerdo del fracaso – el cómo le falló a la chica que lo buscó con la  esperanza de juntos derrotar a los malos… – le afectó… 

- Hmmm… Skywalker… aun mirando al horizonte. Nunca aquí, ahora, ¿Hmmm? Lo que hay…  frente… a tu… nariz. – Expresó mientras le daba golpecitos en la frente con su bastón. – - Fui débil, insensato… – 

- A Ben Solo, perdiste. A Rey, no debemos. – 

… 

- No soy capaz de ser lo que ella me pide ser… – Pronunció cabizbajo mientras se sobaba debido  a los recientes golpes que le había dado su profesor de antaño. 

- Lo que dije no escuchas, ¿O sí? – Cuestionó disfrutando. – Transmite lo que has aprendido.  Fuerza, dominio, error… Y fracaso también… – Esto último Luke no podía creer. – … ¡Sí,  fracaso en especial! El mejor maestro. El fracaso es. –  

Dicho esto, tomó asiento, a un costado de aquel que el mensaje estaba deduciendo… - Luke… Somos lo que llegan a hacer, esa es la gran carga de todo maestro… –

Esta trama a mi parecer no es buena, tiene muchos fallos de guion que la exhiben como una  historia imperfecta… 

Empero… Esta escena… 

¡¡¡Esta magnífica secuencia!!! 

Sólo alguien como Yoda podía sacar de entre las piedras semejante moraleja, enseñanza que al  conocimiento enaltece cual si fuera papel moneda… 

… 

Y es que ese momento en cualquier historia siempre llega, el instante en que el protagonista a su destino se enfrenta, a la revelación de que las cosas – debido a un suceso o acontecimiento… – ya no serán lo que eran; saber esto asusta, da miedo, nos impulsa (en la mayoría de los casos, nunca  hay que generalizar cuando uno carece de los datos) a querer salir corriendo… Negar el camino…  Fingir que no es nuestro trabajo o responsabilidad andar por ese prado desconocido. 

Pero, en esos instantes… Momentos en que los nervios, la presión y demás sentimientos congelan la sangre… Hemos de entender que no estamos solos, siempre habrá alguien o algo cerca  que esté dispuesto a bailar con nosotros, ayudarnos a salir ilesos de esa amenaza o reto que tiene  la intención de hacernos morder el polvo. 

No obstante, antes de continuar, primero me gustaría aclarar (darme a explicar), hacer entender  lo que es la figura del maestro y como en el día a día lo vamos a encontrar… 

Podría parecer una pregunta bastante obvia – hasta cierto punto capciosa… – pues la  información… ¡Es la información! Si uno quiere cultivar su intelecto sobre cierto tópico, tan sólo  debe de recurrir a los libros de texto, internet o cualquier otra fuente de conocimiento… Esa es  una de las muchas ventajas del mundo que conocemos, existen a nuestra disposición tantas  opciones que en automático derrumban cualquier excusa mediante la cual tratemos de  justificarnos, soltar pretextos para así no tener que esforzarnos. 

Sin embargo, tras meditarlo… 

¿De dónde se originaron los textos que hoy conocemos, aquellos que en las academias nos ponen  a recitar como si se trataran de un credo? 

Bueno… Siempre hay un primero, y así como nosotros estamos teniendo un primer acercamiento  sobre cierto tópico a través de carpetas y compendios… Alguien, en su momento, tuvo que  hacerlo sin ayudas ni refuerzos… 

Un sujeto – ya sea hombre o mujer… – el cual tuvo que exponerse a esa situación en carne y  hueso, vivir y sentir con su propio carácter las mieles y hieles que a su vida pudo traer dicho  evento… 

… 

Creo que, para disipar dudas, hay que aclarar con un ejemplo…

México es un referente a nivel mundial cuando se trata de sismos y prevención de siniestros,  los mecanismos de defensa que con los años se han instalado – como el Servicio Sismológico  Nacional, el cual es constituido por un sinfín de sensores localizados en la costas que dan al  pacífico y los cuales emiten una alerta para que la población pueda refugiarse antes de que los  alcance el cataclismo… – han sido aplaudidos y ovacionados por un sinfín de naciones que nos  consideran un modelo, alguien a quien emular si se intenta adquirir medidas en caso de tener que  enfrentar este tipo de hechos. 

Sin embargo, no somos los únicos, otros países como Japón, Chile y Haití también hacen lo  suyo, de forma constante se modernizan e invierten para adelantársele al barullo… 

Bien se preguntará: Si estos procedimientos son tan importantes… ¿Por qué no todos están  así de preparados para el desastre? ¿Por qué sólo unos cuantos cuentan con la armadura que les  brinda la oportunidad de salvarse? Ante esto respondo… Porque no todos necesitan herramientas  de esta clase, algunos individuos – estados, comarcas o territorios ajenos a los vecinos de nuestra  calle… – en su vida se cruzan con esta clase de cuestiones que para otros representan pánico y  miedo tatuado en la sangre. 

Aunque ahora somos referente, no siempre fue así… 

Y es que, hasta hace algunas décadas, no había una cultura de prevención tan marcada en el  país… Los temblores pasaban, pero la verdad, muy pocos eran los que le daban importancia…  Para la gran mayoría, esto sólo era un bamboleo que por un rato con intriga y curiosidad los dejaba;  todo cambio, claro está, cuando llegó aquel diecinueve de septiembre de 1985, más en específico,  cuando el reloj marcó las 7:17 de aquella mañana de jueves. 

No hace falta que recapitule la magnitud de la catástrofe… Diversos documentales, películas  y homenajes se han realizado para nunca olvidar a las víctimas y a todos aquellos que ignoraron  los estigmas sociales para unirse como hermanos al momento de buscar entre los escombros a todo  aquel que en la oscuridad llorase; año con año, sin excusa o reparo, ocurren simulacros, ejercicios  cívicos que nos recuerdan lo que hay que hacer para no correr con la misma suerte que nuestros  antepasados. 

Y así como nosotros… 

Japón, Chile y Haití también se enfrentaron al monstruo… 

Un recordatorio por parte de la madre naturaleza de que en cualquier momento puede volver a  sacudir el esqueleto con extremo gozo… 

Provocando de forma inconsciente un sufrimiento que a la fecha sigue dejando al corazón roto… … 

En ese momento se entendió, procesó que esto no era un evento aislado, sino un escenario que  en cualquier momento podía volver a golpearlos, por ende, no se podían quedar con los brazos  cruzados, se tenían que diseñar mecanismos que a la postre brindaran resultados, métodos que 

comunicaran a los venideros de que esto estaba pasando… Y de no tomárselo en serio… La verdad,  ni imaginarlo. 

Una conciencia colectiva se formó, con base a la experiencia, la sociedad cambió… Y de allí,  con eso, se origina la figura del mentor; este profesor se divide en dos partes… Por un lado,  tenemos – como recién se acaba de ejemplificar… – la experiencia, la práctica, aquellas  circunstancias por las cuales se tuvo que modificar nuestra percepción y entendimiento sobre algo  hasta cierta instancia…. Por otro, tenemos la cadena informática, la ecuación ya resuelta la cual se  hereda con el pasar de las eras. 

Todos los que presumen saber… Espero… Es por que ya han vivido lo que ahora a nosotros nos mantiene despiertos, conocen y entienden lo que sentimos, por ende, nos aconsejan y guían  para que vayamos por el buen camino, logremos aprender lo mismo… Pero quizás… Sin tantas  vueltas, obstáculos y trabas que, a ellos, probablemente les tomó mucho tiempo superar después  de quien sabe cuántos intentos y sacrificios. 

La sabiduría es nuestra verdadera guía, ya sea que a nosotros llegó mediante una figura  conocida (un familiar, un amigo o un maestro que en el instituto nos viene a enseñar a lo largo de  la vida) o de alguna fuente informativa como las que previamente fueron mencionadas, impresos  de lámina y tinta… El saber no es un privilegio, es un derecho, algo a lo que podemos acceder  desde el día en que nacemos, por eso, no muchos le dan el respeto, entienden la importancia que  tiene para así poder superar los retos a los que nos sometemos. 

En la actualidad, con tanta tecnología, uno podría llegar a pensar que estos utensilios la vida  nos facilitan, a una velocidad increíble tenemos acceso a la respuesta de cualquier capricho que  nuestra cabeza necesita, al estar tan interconectados, muy poco o nada se oculta de nuestra vista…  Pero, por desgracia… Existe una tendencia que a la verdad descalifica, nuestras propias creencias,  ambiciones e ideas nos guían, llegando a tachar como falso todo eso que no se alinee con lo que a  nosotros inspira… 

El término con el cual se le conoce a este fenómeno es Posverdad… 

Información o afirmaciones en la cual, los datos objetivos, tienen menos importancia, la verdad empírica ya no es garantía… 

Debido a esto, cualquier cosa dicha – por muy absurda que sea… – para muchos no será  cuestionada, sino bienvenida… 

Tomado como un estandarte que los lleva a defender cosas que, desde su concepción, son  equívocas… 

… 

Desgraciadamente sobre nosotros yace una época de manufacturas irracionales y e indignas,  todo con motivo de ganar aprobación y demás secuaces en nuestras contiendas preferidas,  mantener cierto poder y control sobre la agenda que se discute en el día a día, cerrando de un  portazo cualquier oportunidad para que la oposición se exprese con calma y sin temor a ser  escupida, generando un debate que origine un razonamiento mucho más amplio del que se tenía.

Cual Yoda, el mentor nos recibe con alegría, mantiene los brazos abiertos para así abrazar  nuestro deseo por conocimiento… 

El consejero está dispuesto a escucharnos, se nutre de nuestras dudas y miedos pues este puede  aliviarlos; en ningún momento exige un pago… O al menos no un que se solvente con dinero que  se deposite en el banco, como bien lo dijo en la escena introductoria, el instructor recibe como  recompensa – semejante a la gloria… – el observar como sus aprendices se desarrollan como  persona, crecen de forma esplendorosa, desarrollan su mente como ninguna otra. 

Ser escuchado, que su conocimiento no sea despilfarrado, es lo único que nos pida el profesor a cambio… Ruega que, ante el primer capricho de la vida, todo lo que nos ha heredado no sea  ignorado, botado, dado la espalda debido a intereses que – aunque conscientes del poco valor que  tienen… – nos vienen a enriquecer por tan sólo unos meses… Después… La verdad nos hará  pagar, tarde o temprano, los otros datos se alzarán. 

La vida por sí misma es un mentor que nos lleva a evolucionar, nos pone en la mesa desafíos que  en ningún otro lado – o de ninguna otra forma… – vamos a encontrar… 

Pero nosotros… Como individuos… Esa si es una responsabilidad… 

El ser humano puede ser manipulado con facilidad, nos distraemos con cualquier cosa, nuestra  brújula ética y moral en un rumbo diferente al ideal se puede enfocar… 

Es un honor, un privilegio, un cargo de conciencia el hacerlo de la forma correcta… 

El alumno siempre realizará las preguntas correctas pues no hay duda errónea en esta  existencia, todo contribuye a tener una mejor comprensión de nuestro papel en esta partida cósmica  que alguien dejó hecha… Pero el maestro, ese es el Atlas que debe cargar con el peso, prepararnos  para que en un futuro podamos hacer el relevo, guiar a los que en un futuro serán pequeños, nos  verán con ojos curiosos mientras que con intriga pregunten… 

Pero… ¿Y qué es eso?



Entrada realizada por Lucio García Cuétara, voluntario de Zapatos al Aire.

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