Contra el sufrimiento inútil de los animales
Zapatos al aire A. C.
Autor: Talib Zamudio
El artículo pasado te hablé de la propuesta del filósofo Peter Singer en su libro liberación animal. En resumen, la propuesta de este filósofo es que hay que evitar el dolor y promover el placer, pero eso también incluye a los animales; entonces hay que evitar el dolor de los animales, aunque ese dolor nos genere placer: por ejemplo, las corridas de toros o, incluso, el hecho de comer carne.
Singer parte de la idea de que los intereses de todos los individuos valen exactamente lo mismo, es decir: mi placer (por ejemplo, que disfrute mucho comer tacos al pastor o que me divierta mucho ver corridas de toros) vale lo mismo que el placer (o dolor) de un animal que es criado para comérmelo (como las gallinas de corral). Si mi placer vale lo mismo que su dolor, no es correcto que ponga mis intereses (por ejemplo, divertirme viendo una corrida de toros o comerme unos tacos) sobre los intereses de un animal (evitar el dolor o mantener su vida).
Aunque la propuesta de Singer es sumamente valiosa y ha sido muy importante para los movimientos a favor de los derechos de los animales, también es cierto que tiene puntos débiles y que podría ser un poco extrema (no todos pueden ni deben dejar de comer carne). En las siguientes líneas te explicaré una crítica a la propuesta de Singer y una alternativa en favor de los derechos de los animales.
La crítica es que parece que Peter Singer no distingue entre niveles de placeres y niveles de dolores. Él dice que los placeres y los dolores de todos los individuos valen lo mismo, pero esto no es del todo cierto. Piensa, por ejemplo, en el placer de la salud y en el placer de comer pan dulce todos los días. Aunque el placer de comer pan todos los días es real, es más placentero el tener una buena salud a lo largo de toda la vida, o, si lo prefieres ver de otro modo, es más doloroso tener enfermedades crónicas a causa de una mala dieta de lo que es placentero comer pan todos los días.
Entonces, sí existen placeres más valiosos que otros, dolores más terribles que otros, etc. y, entonces, sí pueden ser valorados distinto. Por ejemplo, en el caso de comer carne, puede que una persona tenga que seguir una dieta específica para cuidar su salud, porque es un deportista de alto rendimiento, etc. y comer carne le va a generar un placer mayor o de más nivel que el dolor que pueda tener una vaca en un rancho. Ahora bien, hay casos en los que parece innecesario el sufrimiento de los animales o en los que el dolor de los animales es mayor que el placer que tenemos. Piensa, por ejemplo, en las corridas de toros. Los mayores interés de un animal son evitar el dolor y mantener su vida. Los mayores intereses de un humano no se encuentran en divertirse dos horas viendo a un animal ser atacado; es más, un ser humano puede divertirse (conseguir el mismo placer) de muchas formas distintas que no implican causarle dolor a un animal. Hay casos en los que el dolor de un animal está justificado (como conseguir comida), y hay casos en los que claramente es injustificado (como las corridas de toros, en las que un animal es atacado para divertir a los humanos).
Ahora bien, si bien se pueden poner algunos intereses humanos sobre los intereses de los animales, hay otras propuestas que dicen que hacer daño a los animales nos hace daño a nosotros mismos y, por eso, hay que evitarlo. Este es el llamado “argumento de la brutalización”. Este argumento, que se encuentra ya desde filósofos antiguos como Pitágoras (El mismo que el del “teorema de Pitágoras”), afirma que las personas que hacen daño a los animales (ya sea los que los que hacen corridas de toros o los que sacrifican a los animales en los ranchos) se acostumbran a la violencia y a la sangre. Al acostumbrarse a la violencia, estas personas encuentran cada vez más sencillo pasar de la violencia hacia los animales a la violencia hacia otros seres humanos.
El segundo argumento en contra de la violencia hacia los animales no se centra en los animales, sino en evitar que terminemos haciéndonos daño unos a otros en una sociedad humana. Ahora bien, este argumento de la “brutalización” parece menos radical que la postura de Peter Singer. Podría decirse que el dolor inútil e innecesario de los animales es el que debemos evitar, ya que no nos acostumbraremos a hacer daño innecesariamente a nadie, por lo que no haremos daño a otros seres humanos (que siempre o casi siempre es innecesario).
Ya sea que te guste más el argumento de Peter Singer o el argumento de la brutalización, hay una cosa que ambos comparten: no hay que causar daño ni dolor innecesario a los animales. Por ejemplo, no hacerles daño a los perritos de la calle, tratar bien a tus mascotas, etc. Pero no sólo es malo causarles daño innecesario a los animales, sino que en casos en los que es necesario (por ejemplo, para conseguir alimento), lo que habría que hacer es buscar que los animales tengan el menor dolor posible, es decir, tratarlos lo mejor que se pueda.
Te invito a pensar en qué prácticas de tu vida cotidiana puedes hacer o dejar de hacer para tratar mejor a los animales. Recuerda que es en el día a día cuando puedes hacer o dejar de hacer cosas buenas.
Bibliografía:
Flores Farfán, L. (2018). Pitágoras y Plutarco. La compasión por los animales o sobre el horror de las «mesas tiesteas». En Los filósofos ante los animales (Primera). Almadía Ediciones.
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