Frodo Bolsón y la enseñanza del deber
Zapatos al Aire A. C.
Talib Zamudio
¿Alguna vez te has preguntado si estás haciendo las cosas por las razones correctas? Incluso cuando sabes que lo que haces es algo bueno, ¿tu motivación también es buena? Piensa, por ejemplo, en que en la escuela ves a tu compañero copiando a medio examen.
Lo correcto sería decirle al profesor, ya que el acto de tu compañero es un acto deshonesto y va contra las reglas y el propósito del examen. Pero ¿cuál es tu motivación para avisarle al maestro que tu compañero está copiando?, ¿es que te parece que es tu deber informarle al profesor o sólo buscas que el maestro te reconozca como un buen alumno y te dé un premio?, más aún, ¿es posible que acuses a tu compañero sólo porque no quieres que alguien tenga una calificación más alta que la tuya?
Estas preguntas pueden parecer un poco ociosas, pero tienen más sentido del que crees. Piensa, ya sea que creas o no creas en Dios, en las buenas acciones que promueve el catolicismo. Podemos afirmar que la caridad y la ayuda al prójimo son buenas acciones; sin embargo, ¿las razones para realizar estos actos son también correctas? Alguien que hace una buena acción sólo para ganar algo (el cielo, en este ejemplo), ¿es realmente bueno?, ¿no es mejor hacer una buena acción de manera desinteresada y porque es lo correcto y lo que debo hacer?
Por último, piensa en un ejemplo más cercano a ti. Cuando ayudas a algún amigo en problemas, ¿lo ayudas porque te parece que es lo correcto ayudar a tu amigo o porque esperas que él te “deba una”? ahora piensa en la situación contraria, ¿te gustaría que tu amigo te ayude sólo para poderte exigir algo después o porque es tu amigo y los amigos se apoyan?
Hay distintas corrientes filosóficas que proponen distintas motivaciones para hacer lo correcto: el placer, la virtud, etc. Hoy te hablaré de una que me parece muy convincente: la ética del deber y cómo es representada en “El Señor de los Anillos”.
El filósofo prusiano Immanuel Kant (nacido en 1724) habla, en su Fundamentación para una metafísica de las costumbres, de las distintas motivaciones que un individuo puede tener para realizar una acción. Kant dice que nuestra “voluntad” es la capacidad que tenemos de elegir algo bueno incluso cuando esto se opone a nuestras inclinaciones o nuestros deseos. Por ejemplo: si tienes el deseo de sacar una calificación perfecta en el examen, pero no sabes todas las respuestas, tu voluntad debe elegir no copiar, ya que actuar honestamente es actuar bien, aún si ser honesto va contra tu deseo de sacar 10.
Este es un resumen muy simplificado de lo que propone Kant, más adelante te haré unas cuantas aclaraciones. Pero ahora te contaré una historia. En su gran novela El Señor de los Anillos el escritor J. R. R. Tolkien escribió la continuación de El Hobbit”. ¿Recuerdas que en los textos anteriores te conté la historia de Bilbo Bolsón, el pequeño hobbit que nos enseña que todos podemos ser héroes? Bueno, en El Señor de los Anillos está la historia del sobrino de Bilbo, llamado Frodo Bolsón.
El Señor de los Anillos narra el viaje de Frodo desde La comarca (que es el hogar de casi todos los hobbits) hasta Mordor, el lugar en el que vive el “Señor Oscuro”, el malo de la historia que quiere atacar y dominar a los pueblos de todo el mundo. La cuestión es que para vencer al “Señor Oscuro” es necesario destruir un anillo en el que él puso todo su poder. El anillo sólo podía ser destruido en donde fue forjado: Mordor. La historia de como el anillo llegó a manos de Frodo es muy larga y no la puedo resumir aquí, por lo que te invito a leer los libros; sin embargo, para lo que te quiero contar es importante que sepas lo siguiente. El anillo causaba un gran daño en las personas que lo poseían, por lo que eran pocos los que aguantaban tenerlo y muchos menos los que estaban dispuestos a destruirlo.
Cuando los pueblos del mundo se reunieron para decidir qué hacer con el anillo y cómo evitar la amenaza del “Señor Oscuro” hubo una gran discusión. Había quienes deseaban usar el anillo como arma, había otros que pretendían esconderlo porque llevarlo a Mordor era muy riesgoso. Pero entre todos los que discutían ninguno estaba dispuesto a cargar con el anillo y llevarlo a su destrucción, ninguno excepto Frodo. ¿Cuál era la motivación de Frodo para realizar el viaje que salvaría a todo el mundo de su destrucción? Claramente no era la fama ni el dinero.
Frodo ya era un hobbit rico y, en general, a los hobbits no les interesaba la fama. Tampoco lo motivaba la idea del viaje y la aventura, sabía que su destino era el lugar más terrible del mundo. Entonces ¿por qué decidió tomar el anillo que le haría tanto daño y llevarlo a su destrucción? Porque Frodo reconocía que era de los pocos capaces de resistir los daños del anillo y que, como le era posible hacer lo correcto, era su deber hacerlo.
La voluntad de Frodo reconocía que lo mejor que podía hacer era llevar el anillo a su destrucción para salvar a todo el mundo, incluso cuando sus inclinaciones y deseos eran todo lo contrario. Incontables veces Frodo quiso volver a casa, deshacerse del anillo y descansar, tener un plato de comida caliente en su comedor o cualquiera de las comodidades a las que estaba acostumbrado; pero él sabía que lo correcto era llevar a cabo su misión y no desistió en ella. Frodo es un ejemplo extremo de alguien que actúa guiado por el deber.
¿Cómo puedes tú saber si actúas porque es tu deber o si tienes alguna otra motivación? Kant mismo nos da la respuesta “obra como si la máxima de tu acción pudiera convertirse por tu voluntad en una ley universal de la naturaleza” (Ak. IV, 421). Es decir, cuando estés dudoso de si los motivos de tu acción son los correctos, pregúntate: “¿Es deseable que todas las personas actúen por los mismos motivos que yo lo estoy haciendo?” Por ejemplo, con tus amigos. ¿Es deseable que yo apoye a mis amigos y ellos a mí sólo para conseguir una recompensa? Parece que no, uno no quiere amigos que sólo lo busquen y ayuden para conseguir algo. Más bien es deseable que yo apoye a mis amigos y ellos a mí porque apoyarnos entre nosotros es algo bueno.
Piensa en este otro caso: Ves a tu amigo engañando a su novia y no sabes si lo correcto sería decirle a su novia o esconder el secreto de tu amigo. Piensa entonces ¿sería deseable que todos escondieran el secreto de una infidelidad? Parece que no, pues si te fueran infiel a ti, lo más seguro es que preferirías saber la verdad a vivir engañado. Piensa en qué pasaría si todos actuaran por la misma motivación y si las consecuencias de eso serían deseables, piensa en cómo te afectarían a ti y a los tuyos y decide, entonces, si era motivación es correcta o no.
No puedo decirte que la propuesta de Kant y de “actuar por el deber” es una propuesta perfecta y sin fallas, pero sin duda es muy convincente. Piensa tú mismo en si alguien es bueno sólo por hacer cosas buenas por las razones equivocadas o si alguien es bueno por intentar hacer buenas acciones por las razones correctas. Por último, piensa si es tu deber hacer algo bueno si está en tu poder hacerlo.
Me despido por hoy y te dejo con las preguntas de arriba.
Bibliografía:
Tolkien, J. R. R. (1977). El Señor de los Anillos. La comunidad del anillo. (L. Domènech, Trad.; Vol. 1). Editorial Planeta Mexicana, S.A. de C.V.
Kant, I. (2010). Fundamentación para una metafísica de las costumbres (R. R. Aramayo, Trad.). RBA.
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