Septiembre... El mes de la prevención del suicidio
Septiembre... El mes de la prevención del suicidio
Cada septiembre, así como el país se pinta de verde blanco y rojo, todo se llena de colores y luces para conmemorar la independencia del país, también se conmemora el Mes de la Prevención del Suicidio a nivel mundial, una oportunidad para recordar la importancia de hablar sobre este tema y ofrecer apoyo a quienes más lo necesitan. En México, esta iniciativa cobra una relevancia especial, ya que el suicidio es una de las principales causas de muerte entre los jóvenes. Este mes es un recordatorio de que, al tender una mano, escuchar y estar atentos a las señales, podemos marcar la diferencia en la vida de quienes se sienten solos y desbordados por el dolor emocional.
El suicidio es un tema difícil de enfrentar, pero su prevención es un acto de amor hacia quienes sufren en silencio. En México, el suicidio se ha convertido en una realidad que no podemos ignorar. Según datos del INEGI, en 2021, más de 8,400 personas perdieron la vida a causa de esta tragedia, con un aumento notable entre los jóvenes de 15 a 29 años, lo que nos recuerda la urgencia de generar conciencia y tender una mano a quienes están pasando por momentos oscuros.
Una de las poblaciones más afectadas por la depresión y los problemas emocionales son los adultos jóvenes, especialmente aquellos que se encuentran en sus veintes. Esta etapa, que a menudo está llena de expectativas y presiones sobre el futuro, puede convertirse en un período de profunda angustia. Las expectativas sociales, el desempleo, la inestabilidad económica y el aislamiento emocional son factores que incrementan el riesgo de depresión severa. Muchos jóvenes se sienten atrapados en un ciclo de incertidumbre y desesperanza que, en su peor momento, puede llevarlos a pensar que la única salida es el suicidio. Es fundamental hablar de esto abiertamente y ofrecer un apoyo más sólido a nuestros jóvenes, quienes necesitan saber que no están solos.
Este dolor no discrimina, y muchas veces, las personas que más sufren son las que menos lo demuestran. Viven atrapadas en un mundo de soledad y desesperanza, ocultando sus emociones tras sonrisas, dejando que sus luchas internas se acumulen hasta volverse insoportables. A nuestro alrededor, podríamos tener a alguien en esta situación y no darnos cuenta. Por eso, estar atentos a las señales es crucial: el aislamiento, los cambios de humor drásticos o expresiones de sentirse inútil o sin propósito son gritos de ayuda que no podemos dejar pasar.
La prevención del suicidio no solo es responsabilidad de los profesionales de la salud, sino de toda la sociedad. Hablar abiertamente sobre la salud mental, ofrecer espacios seguros para expresar emociones y romper los estigmas alrededor del sufrimiento emocional son pasos fundamentales. En México, es vital que recordemos que pedir ayuda no es un signo de debilidad, sino de valentía. La atención psicológica en centros de salud pública y organizaciones como el Teléfono de la Esperanza (914 590 055) o la Línea Nacional contra el Suicidio (800 273 8255) son recursos esenciales que deben ser promovidos.
En un país donde la familia, la comunidad y los amigos juegan un papel central, es necesario recordar que siempre podemos hacer la diferencia en la vida de alguien. A veces, una simple conversación, un "¿cómo estás?" sincero, o acompañar a alguien a buscar apoyo pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte. Todos podemos ser un rayo de luz para quienes se sienten envueltos en la oscuridad.
Prevenir el suicidio es un acto de empatía y responsabilidad social. Escuchemos, apoyemos y recordemos que, juntos, podemos ayudar a salvar vidas.
Escrito por Mónica Maricela Sedas Montaño
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