Las creencias
Zapatos al Aire A. C.
Montserrat Villarino Ruiz
Las creencias en la adolescencia son diversos sistemas de pensamiento, valores y percepciones sobre el mundo, las personas y uno mismo que se desarrollan durante este período tan importante del crecimiento. Estas creencias influyen en cómo los adolescentes ven su entorno, cómo toman decisiones y cómo construyen su identidad personal. Los padres son las primeras figuras que influyen en las creencias de los adolescentes. Si creces en una familia que valora el respeto y la educación, es probable que adoptes esas creencias como propias, por otro lado, los amigos, la escuela, los medios de comunicación y la cultura también juegan un papel importante en la formación de las creencias. Un ejemplo es cuando un grupo de amigos influye en la adopción de ciertas creencias y gustos sobre la moda o la música.
Durante la adolescencia, los jóvenes buscan definir quiénes son y cómo encajan en el mundo, lo que está muy vinculado a la formación de creencias. La crisis de identidad mencionada por Erik Erikson es un fenómeno común en esta etapa. Un adolescente podría adoptar nuevas creencias políticas o filosóficas mientras busca establecer su identidad en contraste con lo que ha aprendido de su familia o su entorno.
Las creencias tienen un propósito mayor en la vida de cada uno de nosotros, ya que conforme los adolescentes maduran, las creencias pueden transformarse dependiendo de las nuevas experiencias de la vida y si se acoplan con estas creencias. Las creencias iniciales que surgen en la adolescencia pueden evolucionar para formar una parte clave de la identidad adulta. Por ejemplo, un adolescente que fue parte de un grupo activista escolar podría desarrollar una identidad adulta centrada en la justicia social.
Tener creencias sólidas es esencial para desarrollar una identidad coherente e integrada durante la adolescencia y la adultez. Las creencias que promueven el bienestar emocional, las relaciones positivas y una visión equilibrada del mundo se denominan creencias sanas. influyen en cómo los adolescentes se ven a sí mismos. Creencias como "soy valioso", "merezco respeto" o "puedo aprender de los errores" son fundamentales para una autoestima saludable. Por ejemplo: Un adolescente que cree que tiene valor independientemente de sus logros tendrá una identidad más sólida y menos dependiente de la validación externa.
Finalmente, cultivar creencias positivas y equilibradas permite a los adolescentes formar una identidad coherente y sana, que los guiará a lo largo de su vida adulta.
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