¿Es útil la ansiedad?

Zapatos al Aire A. C. 

Montserrat Villarino Ruiz

Muchos de nosotros, incluyéndome a mi, pensamos que la ansiedad es esa pequeña voz en la cabeza que no hace nada más que molestarnos, causarnos malestar y noches de insomnio, en las que nos la pasamos pensando en todo lo que puede salir mal o haciéndonos películas falsas en la cabeza, pero ¿Es verdad que solo para eso funciona la ansiedad? O quizá simplemente le hemos dado un mal uso. 

La ansiedad es una de las respuestas emocionales más antiguas de la humanidad, y aunque a menudo es vista como un obstáculo en la vida, resulta ser más compleja de lo que parece. En una sociedad que valora la calma y el control emocional, la ansiedad suele considerarse una enemiga del bienestar. Sin embargo, es una emoción que ha jugado un papel clave en nuestra supervivencia y adaptación. A pesar de su mala reputación, la ansiedad puede ser útil y, en algunos casos, incluso necesaria para enfrentar los desafíos de la vida. 

La ansiedad es una respuesta que nos prepara para enfrentar posibles amenazas, ya sea físicas, emocionales o sociales. Nuestros antepasados dependían de esta reacción para sobrevivir en ambientes hostiles, donde el peligro podía surgir en cualquier momento, les servía gracias a que la ansiedad permite que nuestro cuerpo se active ante situaciones de emergencia y ayuda a estar alerta, a evitar peligros y a reaccionar rápidamente en situaciones de riesgo. Sin esta habilidad, la humanidad no hubiera podido sobrevivir. Pero seamos realistas, ya no vivimos en una comunidad prehistórica donde tenemos que cuidarnos de ser presas o dónde dependemos de esta ansiedad para nuestra supervivencia. Entonces, ¿Qué beneficios tiene la ansiedad en nuestra vida actual, donde la mayoría de las personas ya no tienen riesgos físicos? La ansiedad nos ayuda a actuar en situaciones menos inmediatas pero igual de importantes, puede ser una fuerza impulsora que motiva a una persona a prepararse, a mejorar su rendimiento y a evitar consecuencias negativas. Cuando la ansiedad se mantiene a un nivel moderado nos ayuda a anticiparnos, planificar y actuar con prudencia, lo que es fundamental para alcanzar metas a largo plazo, por ejemplo, pasar un examen importante. 

A pesar de estos beneficios, no olvidemos que cuando la ansiedad se transforma crónica o abrumadora, deja de ser una herramienta de supervivencia y se convierte en un obstáculo para el bienestar. La ansiedad excesiva aumenta el estrés y puede afectar la salud física y mental. El desafío no está en eliminar la ansiedad, sino en aprender a gestionarla adecuadamente para que funcione como una herramienta y no como un peligro. 

Para potenciar la ansiedad y sacarle un mayor provecho, recomiendo ampliamente técnicas de mindfulness, ejercicio físico y prácticas de gestión del tiempo pueden ayudar a canalizar la ansiedad en favor de nuestro bienestar.



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