La influencia de los amigos en la adolescencia
Montserrat Villarino Ruiz
Zapatos al Aire S.A de C.V
La adolescencia es una etapa de cambios: el cuerpo crece, las emociones se intensifican y la manera en la que se ve el mundo empieza a transformarse. En medio de todo esto, hay algo que cobra una gran importancia: los amigos. Las amistades en la juventud no son solo compañeros de juegos o salidas; son, muchas veces, un espejo en el que los jóvenes se ven reflejados, una especie de brújula que influye en lo que piensan, sienten y hacen.
Desde pequeños, aprendemos a relacionarnos con otros. Pero es en la adolescencia cuando las amistades se vuelven más profundas y significativas. Los jóvenes empiezan a buscar personas fuera de la familia con quienes compartir sus pensamientos, inseguridades, alegrías y miedos. En este proceso, los amigos se convierten en una especie de segunda familia. A veces, son incluso más cercanos que los propios padres, porque ofrecen comprensión sin juzgar y compañía sin condiciones.
La influencia de los amigos puede ser positiva o negativa, dependiendo del tipo de amistades que se formen. Por ejemplo, tener amigos que se esfuerzan en la escuela, que respetan a los demás y que tienen metas claras, puede motivar a un joven a seguir ese mismo camino. Los buenos amigos apoyan, animan y están ahí cuando las cosas no van bien. Compartir con personas así ayuda a construir la autoestima, a aprender a tomar decisiones y a sentirse valorado.
Sin embargo, también existen amistades que pueden llevar por caminos no tan buenos. A veces, por el deseo de encajar o de no quedarse solo, un joven puede empezar a imitar conductas que no van con sus valores. Presiones para beber, fumar, faltar a clases o involucrarse en situaciones de riesgo, suelen venir de grupos de amigos que buscan validar su comportamiento haciendo que otros lo sigan. En estos casos, la influencia de las amistades se convierte en un desafío que puede tener consecuencias importantes en el presente y en el futuro.
Es importante entender que durante la juventud, el deseo de pertenecer es muy fuerte. Sentirse parte de un grupo da seguridad, hace que uno se sienta aceptado y querido. Por eso, es fundamental que los jóvenes aprendan a reconocer qué tipo de amistades los hacen crecer y cuáles los están arrastrando hacia decisiones que no les hacen bien. Saber decir “no” y mantenerse firme en lo que uno cree no siempre es fácil, pero es una señal de madurez y autoestima.
Además, las amistades también enseñan habilidades sociales muy valiosas: a escuchar, a compartir, a resolver conflictos, a perdonar y a pedir perdón. Con los amigos se aprenden muchas cosas que no se enseñan en la escuela ni en casa. A través de esas relaciones, los jóvenes descubren quiénes son, qué les gusta, qué les molesta, y cómo quieren ser tratados.
En conclusión, las amistades en la juventud son una influencia poderosa que puede marcar el rumbo de la vida. Son una fuente de apoyo, diversión, crecimiento y también un campo donde se libran algunas de las primeras batallas emocionales importantes. Elegir bien a los amigos, cuidar las relaciones sanas y alejarse de las que hacen daño, es una decisión clave en esta etapa. Porque, al final, los amigos que uno elige dicen mucho sobre la persona que uno es… y también sobre la que quiere llegar a ser.
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