por Rebeca Herrera.
La espiritualidad y religiosidad aparecen y permanecen -de manera diversa pero consistente- a lo largo de la historia de la humanidad. Y en la época contemporánea no es ningún secreto que su práctica trae beneficios para la calidad de vida de personas y sociedades enteras. Especialmente ante circunstancias altamente estresantes o demandantes, como veremos a continuación.
Si bien la calidad de vida es un concepto multidimensional y dinámico que cambia junto con la edad, podemos ver claros ejemplos de ella en situaciones donde no esperaríamos encontrarla…
Tomemos como primer ejemplo a las mujeres sobrevivientes de cáncer de mama alrededor de todo el mundo: las investigaciones demuestran que su espiritualidad y religiosidad interviene en los síntomas depresivos, la culpa, los trastornos del humor, la incertidumbre, y los sentimientos de desesperanza (todos perjudiciales para la salud y el tratamiento del cáncer), además de una mejor recuperación, sentimientos de seguridad, fortaleza, aceptación, confianza y estabilidad, atenuación de los síntomas físicos, de la tensión y de la ansiedad, mayor capacidad de resiliencia, apreciación de a sí mismas y de la vida, auto-perdón, disminución de la angustia de uno a seis meses post cirugía, y mejor percepción de la salud en general. (Pérez-Hernández, S., Okino-Sawada, N., Díaz-Oviedo, A., Lordelo-Marinho, P. M., & Ruiz-Paloalto, M. L., 2019).
Como segundo ejemplo, contemplemos el envejecimiento. La expectativa de vida ha aumentado considerablemente, y la forma de envejecer, así como sus ventajas y desventajas, han cambiado en los últimos años, por lo que repensar la manera en que pasaremos esta etapa de nuestra vida no es cualquier cosa.
Investigaciones han encontrado que las respuestas que le hayas dado al por qué y para qué de la vida, así como la idea que puedas tener de un Dios o poder final último, no sólo contribuyen a tu sentido y propósito de vida, ni sólo orientan tu comportamiento, tus relaciones interpersonales, o tu forma de sentir y de pensar (tanto a la realidad como a uno mismo), sino que es uno de los grandes determinantes en el bienestar psíquico de los adultos mayores. (Petersen, C. S. M., 2008).

Por último, encontré investigaciones y toda una teoría psicológica (la logoterapia) detrás de la importancia de la espiritualidad en los sobrevivientes del holocausto, y explicaréun poco de ello a continuación:
Es sabido que tanto la espiritualidad como el trauma dependen de factores existenciales individuales, por lo que “la historia que cada uno se cuenta” y cómo esto repercute en su futuro varía ampliamente. Hay ocasiones en que sucede algo paradójico y el trauma, que usualmente desordena y desorienta a la persona, no sólo hace eso sino que se incrusta en su persona como parte de su identidad, lo cual obviamente es peligroso, pues elementos que normalmente sostendrían, como los sentimientos de merecimiento, la creencia de ser querido o atendido, y la creencia de ser capaces de manifestar control sobre sus vidas se ven desvanecidos. No es por nada que muchas personas reaccionan a los traumas con síntomas de disfunción mental.
Sin embargo, hay evidencia ineludible de que la religión tiene mucho que explicar acerca de los recursos y las fortalezas de los seres humanos ante situaciones difíciles. Por ejemplo, muchas personas muestran signos claros de religiosidad aumentada (con manifestaciones fuertes y conmovedoras, según Viktor Frankl), y quienes no, pueden perder la fe en su Dios, pero nunca en el futuro (“no hay ateos en las trincheras”, dice Pargament), mostrando lo que se llama religiosidad inconsciente, en la cual está ausente la fe en Dios pero el resto de los indicadores religiosos perdura a través del tiempo. Veremos que es diferente la experiencia de cada quien ante un trauma de esta magnitud.
Lo que sí se ha encontrado es que quienes escriben sobre sus traumas tienen un mejor funcionamiento del sistema inmunológico, mejor salud, y hacen menos visitas al médico, en comparación con aquellos que no lo hacen. “Todas las estrategias de afrontamiento eficaces suponen recordar el trauma, mantenerlo en la conciencia y tolerar la ansiedad que genera rememorarlo” (Tellechea, M., 2011)., pero hay un cierto poder en expresión humana que, o permite disminuir sus efectos, o es prueba de una buena reconstrucción interna.
Como pudimos ver, a través de la historia y de la vida de millones de personas, la espiritualidad y religiosidad no han dejado de cobrar una gran importancia en la aceptación, el entendimiento, y la superación de las situaciones límite. Quizá tú mismo te has encontrado, o conoces a alguien que ha disfrutado de los beneficios en su vida, por lo que conocer un poco esta dimensión de nuestra persona y darle vueltas a algo que afecta nuestra calidad de vida (actual y futura) es algo a considerar.
Referencias:
Pérez-Hernández, S., Okino-Sawada, N., Díaz-Oviedo, A., Lordelo-Marinho, P. M., & Ruiz-Paloalto, M. L. (2019). Espiritualidad y calidad de vida en mujeres con cáncer de mama: una revisión integrativa. Enfermería universitaria, 16(2), 185-195. Recuperado el 16 de febrero de: https://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S1665-70632019000200185&script=sci_arttext
Petersen, C. S. M. (2008). Espiritualidad en la tercera edad. Psicodebate. Psicología, Cultura y Sociedad, (8), 111-128. Recuperado el 17 de febrero de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=5645384
Tellechea, M. (2011). El aporte de la religiosidad en la elaboración de situaciones traumáticas vividas en el Holocausto. Recuperado el 17 de febrero.
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