Intervención en crisis en adolescentes
Montserrat Villarino Ruiz
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La intervención en crisis en adolescentes: una herramienta vital para el bienestar emocional
La adolescencia es una etapa de muchos cambios. El cuerpo crece, las emociones se intensifican y las relaciones sociales toman un papel central en la vida. En medio de todo esto, los adolescentes pueden enfrentar situaciones que los sobrepasan, como la pérdida de un ser querido, el divorcio de los padres, el bullying, la presión académica o incluso pensamientos suicidas. Cuando estos eventos superan su capacidad de afrontamiento, se habla de una crisis emocional. En estos casos, es fundamental una intervención rápida y adecuada para evitar consecuencias graves en la salud mental.
La intervención en crisis es un conjunto de estrategias que busca ayudar a una persona a recuperar su estabilidad emocional tras vivir una situación crítica. En adolescentes, este tipo de intervención debe ser sensible, empática y adaptada a su etapa del desarrollo. A diferencia de una terapia a largo plazo, la intervención en crisis es breve, focalizada y orientada a resolver el momento de urgencia.
Por ejemplo, imaginemos el caso de Sofía, una adolescente de 16 años que acaba de terminar una relación amorosa muy intensa. Desde entonces, ha dejado de comer bien, se encierra en su cuarto, llora constantemente y ha dicho que “ya no quiere seguir viviendo”. Este es un claro ejemplo de una crisis emocional, en donde intervenir de forma inmediata puede hacer la diferencia entre el deterioro o la recuperación.
Una de las técnicas más utilizadas en intervención en crisis es la escucha activa, que implica prestar total atención al adolescente, sin juzgar ni minimizar lo que siente. Se trata de mirar a los ojos, asentir con la cabeza, hacer preguntas que inviten a hablar más y demostrar interés genuino. Decir frases como “Estoy aquí para escucharte” o “Lo que sientes es importante” puede ser muy poderoso. Esta técnica ayuda a que el joven se sienta comprendido y valorado, lo cual ya representa un primer paso hacia la recuperación (James & Gilliland, 2017).
Otra técnica efectiva es el análisis de alternativas, donde se le ayuda al adolescente a identificar posibles soluciones o apoyos disponibles. Volviendo al caso de Sofía, se le puede preguntar: “¿Qué personas en tu vida podrían ayudarte en este momento?” o “¿Qué actividades te han hecho sentir mejor antes?”. La meta es empoderarlo para que vea que, aunque esté pasando por algo difícil, no está solo y hay caminos hacia el bienestar.
Es importante destacar que no todas las crisis son iguales, y algunas requieren atención especializada. Si un adolescente habla abiertamente de hacerse daño o de suicidarse, es urgente buscar la ayuda de un profesional en salud mental o acudir a servicios de emergencia. También es vital que padres, profesores y amigos estén atentos a señales de alarma, como cambios bruscos en el comportamiento, aislamiento, baja autoestima o consumo de sustancias.
La intervención en crisis no es solo tarea de psicólogos. Cualquier persona puede ser un primer apoyo: un amigo, un maestro, un hermano mayor. Lo importante es actuar con sensibilidad, sin juzgar, y saber cuándo buscar ayuda profesional.
En conclusión, la intervención en crisis en adolescentes es una herramienta clave para prevenir daños mayores y promover el bienestar emocional. En una etapa tan vulnerable como la adolescencia, contar con adultos empáticos, herramientas adecuadas y apoyo psicológico puede salvar vidas. La clave está en escuchar, acompañar y actuar con responsabilidad ante las señales de sufrimiento emocional.
Referencias:
James, R. K., & Gilliland, B. E. (2017). Crisis intervention strategies (8th ed.). Cengage Learning.
Aguilar, M., & Muñoz, L. (2020). Intervención en crisis: Primeros auxilios psicológicos para adolescentes. Revista Latinoamericana de Psicología Clínica, 42(1), 25-32.
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