Psicología: Cómo la pornografía altera el entendimiento de las relaciones y nuestra sexualidad
por Rebeca Herrera.
La pornografía no es algo nuevo. Ni su producción, ni su consumo, ni su comercialización. Sin embargo, sí lo son algunos datos que se han expuesto en relación a su industria, y esque, aunque no lo griten por las calles, 73% de los adolescentes la han visto (de acuerdo con una muestra representativa en los EU), y 45% de ellos lo han hecho en parte para aprender sobre el sexo (NSPCC, 2016). Es una realidad que en nuestra sociedad la amplia mayoría de las personas se relaciona con la pornografía. Sin embargo, son muy pocas las personas que conocen los siguientes datos sobre ella:
Por lo menos 1 de cada 3 videos pornográficos (35%) y hasta 8 de cada 10 de ellos (88,2%) muestran violencia o agresiones físicas, en donde las mujeres son el blanco de las agresiones aproximadamente el 97% de las veces. (Fritz et al., 2020).
El consumo compulsivo de pornografía está directamente relacionado con la disfunción sexual de ambos sexos: disfunción eréctil, problemas de excitación y rendimiento, dificultad para alcanzar el orgasmo, y disminución de la satisfacción sexual. (Bőthe et al., 2021; Park et al., 2021; Sun et al., 2016; Szymanski et al., 2014).
Consumir pornografía se asocia a una mayor cosificación a nivel neurológico (propia y de las demás personas), a una mayor aceptación de la violencia contra las mujeres, a cometer actos de violencia sexual, y a la dificultad para desarrollar y mantener relaciones reales y saludables con las personas. (Mikorski et al., 2017; Tylka et al., 2015; Wright et al., 2016).
Como podemos observar, el consumo de pornografía no es una actividad benigna para ninguna de las partes involucradas. Pero para muchos, comenzó como una costumbre inocente, una visualización por presión social, un momento de relajación, un descubrimiento nacido de la curiosidad o simplemente de la falta de información.
Las personas nos podemos acostumbrar a excitarnos con las imágenes y novedades que se encuentran en el porno pero no en nuestra vida real. Después, lo que nos parecía atractivo o excitante ya no es suficiente, y solo experimentamos esas sensaciones con el porno.
Lo que sucede es que nuestro cerebro toma los estímulos naturales (nuestro deseo de intimidad y de conexión, y nuestro anhelo por sentirnos seguros y deseables en nuestras relaciones), y los compara con lo que le estamos dando: versiones más extensas, exageradas, raras o perfectas que las de antes, y acaba por cambiar nuestra idea de lo que es normal, placentero, emocionante o atractivo en las relaciones; haciendo que la intimidad real parezca menos interesante en comparación. Estos cambios en nuestras expectativas pueden tener enormes implicaciones en nuestra forma de ver a los demás, en lo que que deseamos y esperamos de la intimidad sexual, y en general en nuestra forma de relacionarnos.
Por eso, alguien que se ha acostumbrado a consumir pornografía puede encontrar difícil desacostumbrarse a ello; aún y cuando observe el daño que le hace y los conflictos que le ha generado a nivel amoroso, biológico, psicológico, neurológico, o social.
Sin embargo, en un mundo de constante satisfacción, vale la pena apostar por lo que nobdesaparece cuando se apaga la pantalla. Cuando tomamos el riesgo de acercarnos y ser vulnerables con otro ser humano, no sólo invitándolos a nuestra cama, sino a nuestro corazón y nuestra vida. La verdadera intimidad tiene que ver también con lo que damos, no sólo con lo que recibimos. Atreverse a comprender a alguien de cerca consiste en verlo a un nivel que la pornografía nunca alcanza, y vivir también la experiencia tan transformadora de que te vean y escuchen de verdad.
Por eso, si estás batallando con esto, no te desanimes, hay también pruebas científicas de que una recuperación es posible.
Aquí puedes encontrar muchos artículos (en inglés, pero facilmente los puedes traducir en google) que hablan más sobre el mundo de la pornografía y se sustentan en datos duros: https://fightthenewdrug.org/blog/?_gl=1*18xpqtf*_up*MQ..*_ga*MTQ5ODEzNjM2NS4xNzQ4Mjk0NzEw*_ga_3VF64E6XBN*czE3NDgyOTQ3MTAkbzEkZzAkdDE3NDgyOTQ3MTAkajAkbDAkaDAkZHVkLTZ1bVVHV0M0U2hya3RFSmRESVlYbmhPTTlKdEFtcGc
Y por acá te dejo la lista completa de referencias:
Bőthe, B., Tóth-Király, I., Griffiths, M. D., Potenza, M. N., Orosz, G., & Demetrovics, Z. (2021). Are sexual functioning problems associated with frequent pornography use and/or problematic pornography use? Results from a large community survey including males and females. Addictive Behaviors, 112, 106603. doi:https://doi.org/10.1016/j.addbeh.2020.106603
Fight The New Drug. (2025). Stand Against Porn 's Harms. https://fightthenewdrug.org/
Fritz, N., Malic, V., Paul, B., & Zhou, Y. (2020). A Descriptive Analysis of the Types, Targets, and Relative Frequency of Aggression in Mainstream Pornography. Archives of sexual behavior, 49(8), 3041–3053. https://doi.org/10.1007/s10508-020-01773-0
Mikorski, R., & Szymanski, D. M. (2017). Masculine norms, peer group, pornography, facebook, and men’s sexual objectification of women. Psychology of Men & Masculinity, 18(4), 257-267. https://doi.org/10.1037/men0000058
Park, B. Y., Wilson, G., Berger, J., Christman, M., Reina, B., Bishop, F., Klam, W. P., & Doan, A. P. (2016). Is Internet Pornography Causing Sexual Dysfunctions? A Review with Clinical Reports. Behavioral sciences (Basel, Switzerland), 6(3), 17. https://doi.org/10.3390/bs6030017
Sun, C., Bridges, A., Johnson, J. A., & Ezzell, M. B. (2016). Pornography and the Male Sexual Script: An Analysis of Consumption and Sexual Relations. Archives of sexual behavior, 45(4), 983–994. https://doi.org/10.1007/s10508-014-0391-2
Szymanski, D. M., & Stewart-Richardson, D. N. (2014). Psychological, Relational, and Sexual Correlates of Pornography Use on Young Adult Heterosexual Men in Romantic Relationships. The Journal of Men’s Studies, 22(1), 64–82. https://doi.org/10.3149/jms.2201.64
Tylka, T. L., & Kroon Van Diest, A. M. (2015). You Looking at Her “Hot” Body May Not be “Cool” for Me: Integrating Male Partners’ Pornography Use into Objectification Theory for Women. Psychology of Women Quarterly, 39(1), 67–84. https://doi.org/10.1177/0361684314521784
Wright, P. J., & Tokunaga, R. S. (2016). Men's Objectifying Media Consumption, Objectification of Women, and Attitudes Supportive of Violence Against Women. Archives of sexual behavior, 45(4), 955–964. https://doi.org/10.1007/s10508-015-0644-8
Wright, P. J., Tokunaga, R. S., & Kraus, A. (2016). A meta-analysis of pornography consumption and actual acts of sexual aggression in general population studies. Journal of Communication, 66(1), 183-205. https://doi.org/10.1111/jcom.12201
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