PSICOLOGÍA POSITIVA

FERNANDA ÁVILA RÍOS

PSICOLOGÍA POSITIVA


La psicología positiva es una corriente contemporánea dentro de la psicología que surge como respuesta a la excesiva concentración de la disciplina en el estudio de los trastornos, el sufrimiento y las debilidades humanas. Propuesta formalmente por Martin Seligman a finales de los años noventa, esta perspectiva plantea la necesidad de equilibrar el enfoque tradicional de la psicología incorporando la investigación de las fortalezas, las virtudes y las emociones positivas que permiten a las personas prosperar y vivir de manera significativa. Más que ignorar el dolor o las dificultades, la psicología positiva busca comprender qué hace que la vida valga la pena, cómo se desarrolla el bienestar y de qué manera las personas pueden alcanzar su máximo potencial.

Desde este enfoque, la felicidad no se entiende como una emoción pasajera, sino como un estado de bienestar duradero basado en la satisfacción vital, la gratitud, la resiliencia, el sentido de vida y las relaciones saludables. La psicología positiva propone que cada ser humano posee capacidades internas que pueden ser cultivadas, como la esperanza, la creatividad, la amabilidad y el optimismo. Estas fortalezas, cuando son identificadas y puestas en práctica, ayudan a las personas a afrontar los retos cotidianos con mayor equilibrio y eficacia emocional.

Uno de los aportes más conocidos de Seligman es el modelo PERMA, que describe cinco componentes esenciales del bienestar: emociones positivas, compromiso, relaciones significativas, sentido y logros. Este modelo plantea que la felicidad auténtica no depende únicamente de factores externos, sino del desarrollo consciente de estos elementos en la vida diaria. Al enfocarse en ellos, las personas pueden construir una vida más satisfactoria.

La psicología positiva también tiene aplicaciones prácticas en diversos campos. En la educación, fomenta un aprendizaje centrado en las fortalezas del estudiante; en las organizaciones, promueve entornos laborales saludables y productivos; en la salud mental, complementa los tratamientos tradicionales al enfocarse en la prevención y en la construcción de bienestar. A diferencia de las corrientes que se centran exclusivamente en corregir problemas, esta perspectiva enseña a cultivar aquello que ya funciona bien y a desarrollar recursos internos para enfrentar las adversidades.



En la actualidad, la psicología positiva ha adquirido relevancia en un mundo caracterizado por la incertidumbre, la sobreexigencia y el estrés constante. Su enfoque invita a redirigir la atención hacia lo que da sentido y propósito a la vida, recordando que el bienestar no es un destino, sino un proceso continuo de autoconocimiento y crecimiento. Promover la gratitud, fortalecer las relaciones, buscar metas significativas y valorar las pequeñas alegrías cotidianas son prácticas que reflejan la esencia de esta corriente.
En conclusión, la psicología positiva representa una visión renovada de la psicología, comprometiéndose no solo con aliviar el sufrimiento, sino también con potenciar las capacidades humanas que conducen a la felicidad y la realización personal. Su mensaje central es que todos los individuos poseen los recursos necesarios para construir una vida valiosa, y que el cultivo consciente de fortalezas y emociones positivas puede transformar tanto la experiencia individual como la convivencia colectiva.

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