La espiritualidad como fuente de resiliencia en la vida diaria
Sofía Aranda
La espiritualidad como fuente de resiliencia en la vida diaria
Desde sus inicios, la humanidad ha estado intrínsecamente vinculada con la espiritualidad, como si se tratara de un rasgo genético e inevitable de nuestra existencia. Desde la infancia, más allá de lo puramente religioso, surgen en nosotros preguntas profundas y filosóficas: ¿estamos solos en el universo?, ¿en qué creemos realmente?, ¿existe algo más grande que nosotros?, ¿cuál es el propósito de nuestra presencia aquí? Estas interrogantes no son meras curiosidades, sino manifestaciones de una dimensión esencial de lo humano.
De acuerdo con Louise Delagran, la espiritualidad puede entenderse como la sensación de conexión con algo más grande que nosotros mismos, un sentimiento que conlleva la búsqueda de significado en la vida. Se trata de una experiencia universal, algo que, en mayor o menor medida, nos afecta a todos. Las personas suelen describir estas vivencias como sagradas o trascendentes, o bien como una profunda sensación de vitalidad y de estar interconectados con el mundo que los rodea (Delagran, 2025).
Por otro lado, la resiliencia es definida como la capacidad humana para adaptarse de manera positiva ante la adversidad, el trauma, la tragedia o el estrés intenso. No consiste en evitar el dolor ni en fingir invulnerabilidad, sino en atravesar la crisis, gestionar las emociones difíciles y emerger del proceso con nuevos recursos y aprendizajes que permitan reconstruir e, incluso, transformarse (Universidad Anáhuac México, 2022).
Aunque puedan parecer conceptos distantes, la espiritualidad y la resiliencia están profundamente relacionadas. Como señala la doctora María José Guilfoyle, la espiritualidad es esa parte genuinamente humana que nos impulsa a cuestionar el sentido de la vida, a preguntarnos quiénes somos y cuál es nuestro lugar en el mundo. No se reduce a la religión, sino que es una capacidad para trascender lo cotidiano y conectar con lo que verdaderamente importa. Su papel se vuelve especialmente relevante en los momentos más difíciles, como al enfrentar una enfermedad grave o la proximidad de la muerte. En estas situaciones críticas, la espiritualidad deja de ser una abstracción para convertirse en un recurso vital: ayuda a encontrar significado incluso en el sufrimiento, ofrece consuelo y una perspectiva que trasciende el dolor inmediato. Este proceso fortalece directamente la resiliencia, entendida como la capacidad de sobreponerse a la adversidad. Al proporcionar un marco de sentido, la espiritualidad mitiga la ansiedad y la desesperación, permitiendo que la persona no solo resista el trauma, sino que pueda crecer y reforzarse a través de la experiencia. En pocas palabras, una espiritualidad cultivada y satisfecha se convierte en un ancla interior que nos fortalece cuando todo a nuestro alrededor parece desmoronarse (Guilfoyle, 2022).
La espiritualidad y la resiliencia están profundamente entrelazadas. La primera nos conecta con un sentido más amplio de la existencia, especialmente en momentos de crisis, transformándose en un ancla emocional que da significado al sufrimiento. La segunda se fortalece cuando adoptamos una mentalidad positiva, cultivamos conexiones significativas, reflexionamos sobre nuestras experiencias y vivimos con un propósito claro. Juntas, no solo nos permiten resistir la adversidad, sino también crecer a través de ella, recordándonos que incluso en la fragilidad reside una fuerza transformadora.
Referencias:
Delagran, L. (2025). What is spirituality? Taking Charge Of Your Wellbeing. https://www-takingcharge-csh-umn-edu.translate.goog/what-spirituality?_x_tr_sl=en&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=tc
Guilfoyle, M. (2022). Resiliencia y espiritualidad. Doctor Carlos Chiclana. https://www.doctorcarloschiclana.com/post/resiliencia-y-espiritualidad
Universidad Anáhuac México. (2022). ¿Qué es la resiliencia? https://www.anahuac.mx/mexico/noticias/Que-es-la-resiliencia
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